"Es en la biblioteca pública donde el libro manifiesta con plenitud su
capacidad de multiplicarse en tantas voces como lectores tengan sus
páginas"
Antonio Muñoz Molina, "De una biblioteca a otra", EL PAÍS, 3 de mayo de 2008
A todos nos impresionan las grandes bibliotecas; pero ¿es realmente necesario un espacio casi infinito, o bastará solo con unos pocos estantes repletos de libros para experimentar el placer de la lectura? Hace unos ocho años un político de nuestro país se decidiría alegremente por la primera opción; en cambio, hoy, ese mismo político elegiría la segunda sin pestañear.
Bromas aparte, todos los que nos consideramos lectores guardamos buenos recuerdos de la biblioteca de nuestro barrio o de nuestro pueblo. Ese lugar en el que entrábamos con un libro ya leído bajo el brazo y del que esperábamos salir con una promesa de un nuevo viaje a otra época, a otra vida, a otro amor.
Para vivir esa ilusión no hace falta mucho espacio, por eso he decidido bucear en busca de la biblioteca más pequeña y he encontrado estas dos:
- The K.I.D.S. Corner Library tiene el tamaño de un armario pequeño y cuenta con unas cincuenta referencias entre libros y discos, algunos en español. Se encuentra en Bushwick (Brooklin, Nueva York) y es un proyecto del artista Collin McMullan. Él mismo entrega el código de acceso para abrir el candado de la puerta.
Fotografía tomada de http://kidscornerlibrary.tumblr.com/
- En Reino Unido, la invasión del teléfono móvil ha permitido un uso original a los muy británicos "telephone boxes". Por una libra cualquiera puede adoptar una cabina y convertirla en una biblioteca de libre acceso a unos doscientos libros. Todo basado en la confianza mutua y la buena voluntad de sus usuarios.
Fotografía tomada de http://coneticaeditorial.com/la-biblioteca-mas-pequena-del-mundo/
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