jueves, 16 de enero de 2014

Un poema: una vivencia, una impresión

Vamos a ir presentando, a lo largo de varios días, poemas que pertenecen a una antología personalísima creada por los alumnos de 1º H de Bachillerato.
 
 Junto al poema aparecen unos apuntes sobre el autor o sobre el texto que se ligan unas veces a alguna experiencia personal y otras a la impresión que esos versos generan en nuestro universo cotidiano.

"Poesía y vida:
impresiones y momentos"
 
 
 El primer poema seleccionado es de Luis Rosales y lo ha escogido Alejandro Camacho.

 
 
TESTAMENTO

 
Las noches de Cercedilla
las llevo en mi soledad,
y son ya la última linde
que yo quisiera mirar.
 
 
Quisiera morir un día
mirando este cielo, y dar
mi cuerpo a esta tierra que
me ha dado la libertad;
 
Quisiera morir un día
Y ser tierra que pisar,
tierra  en la tierra que sueño
ya  para siempre jamás.
 Luis Rosales


Luis Rosales Camacho, poeta español de la generación del 36, nació en Granada en  1910 y murió en Madrid en  1992.

Estudió Filosofía, Letras y Derecho en la Universidad de Granada. En 1930 se traslada a Madrid para continuar sus estudios. Pronto se convierte en la cabeza de la Generación del 36 y en uno de los máximos exponentes de la denominada "poesía arraigada".

En Madrid publica un libro de poesía amorosa, Abril, donde se refleja la influencia de Garcilaso de la Vega. Parte de su obra comienza a publicarse también en la revista Caballo verde, fundada por Pablo Neruda y que recoge trabajos de otros poetas como Vicente Aleixandre o Miguel Hernández.

Estudioso de los manuscritos del Siglo de Oro español, pasa a formar parte de la Hispanic Society of America y en 1962 ingresa como miembro en la Real Academia Española. En 1982 recibe el Premio Miguel de Cervantes como reconocimiento a toda su obra.

Durante su estancia en Madrid residió durante muchas temporadas en Cercedilla. Era un amante de la Sierra, por eso muchos de sus poemas están dedicados a ella.

Supe de la existencia de este poeta cuando tenía alrededor de diez años. En una excursión con mi familia al puerto de la Fuenfría, encontramos en el mirador de Luis Rosales un cuaderno, en el que los montañeros expresaban sus sentimientos. En ese momento, reparamos en unos libros de poesía de Rosales que había en una caja de metal incrustada en una roca, que, con el paso de los años han ido desapareciendo porque la gente se los llevaba para su propio deleite. En aquella ocasión, intente leer alguno de sus poemas, pero fue en vano, ya que debido a mi corta edad me resultaban indiferentes y algunos ni los entendía.
 
En busca de algún poema para este trabajo pregunté a mis padres y me recomendaron a Luis Rosales. Al leer por segunda vez sus poemas, me llamó la atención su manera de describir la Sierra de Guadarrama y, especialmente, el Valle de la Fuenfría y Cercedilla.
            He elegido este poema porque describe la Sierra de Guadarrama tal y como yo entiendo que es, una fuente de libertad y tranquilidad. Además me fascina la manera que tiene de describir su amor por Cercedilla, hasta el punto de querer morir allí y formar parte de su tierra. Personalmente, coincido con Luis Rosales en cuanto a la libertad que se siente al estar rodeado especialmente de estas montañas, de las cuales conozco muchos de sus senderos, ya que, de alguna manera, puedes abstraerte de todas tus preocupaciones, disfrutar de la naturaleza y descansar del bullicio del día a día rodeado de un entorno tan agradable.


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