Vamos a ir presentando, a lo largo de varios días, poemas que pertenecen a una antología personalísima creada por los alumnos de 1º H de Bachillerato.
Junto al poema aparecen unos apuntes sobre el autor o sobre el texto que se ligan unas veces a alguna experiencia personal y otras a la impresión que esos versos generan en nuestro universo cotidiano.
"Poesía y vida:
impresiones y momentos"
El primer poema seleccionado es de Luis Rosales y lo ha escogido Alejandro Camacho.
TESTAMENTO
Las noches de Cercedilla
las llevo en mi soledad,
y son ya la última linde
que yo quisiera mirar.
Quisiera morir un día
mirando este cielo, y dar
mi cuerpo a esta tierra que
me ha dado la libertad;
Quisiera morir un día
Y ser tierra que pisar,
tierra en la tierra que sueño
ya para siempre jamás.
Luis
Rosales
Luis Rosales Camacho, poeta español de la
generación del 36, nació en Granada en
1910 y murió en Madrid en 1992.
Estudió Filosofía, Letras y Derecho en la
Universidad de Granada. En 1930 se traslada a Madrid para continuar sus
estudios. Pronto se convierte en la cabeza de la Generación del 36 y en uno de
los máximos exponentes de la denominada "poesía arraigada".
En Madrid publica un libro de poesía amorosa,
Abril, donde se
refleja la influencia de Garcilaso de la Vega. Parte de su obra comienza a
publicarse también en la revista Caballo
verde, fundada por Pablo Neruda y que recoge trabajos de otros
poetas como Vicente Aleixandre o Miguel Hernández.
Estudioso de los manuscritos del Siglo de Oro
español, pasa a formar parte de la Hispanic
Society of America y en 1962 ingresa como miembro en la Real Academia
Española. En 1982 recibe el Premio Miguel de Cervantes como reconocimiento a
toda su obra.
Durante su estancia en Madrid residió durante
muchas temporadas en Cercedilla. Era un amante de la Sierra, por eso muchos de
sus poemas están dedicados a ella.
Supe
de la existencia de este poeta cuando tenía alrededor de diez años. En una excursión
con mi familia al puerto de la Fuenfría, encontramos en el mirador de Luis Rosales
un cuaderno, en el que los montañeros expresaban sus sentimientos. En ese momento,
reparamos en unos libros de poesía de Rosales que había en una caja de metal
incrustada en una roca, que, con el paso de los años han ido desapareciendo
porque la gente se los llevaba para su propio deleite. En aquella ocasión, intente
leer alguno de sus poemas, pero fue en vano, ya que debido a mi corta edad me
resultaban indiferentes y algunos ni los entendía.
En
busca de algún poema para este trabajo pregunté a mis padres y me recomendaron
a Luis Rosales. Al leer por segunda vez sus poemas, me llamó la atención su
manera de describir la Sierra de Guadarrama y, especialmente, el Valle de la
Fuenfría y Cercedilla.
He
elegido este poema porque describe la Sierra de Guadarrama tal y como yo
entiendo que es, una fuente de libertad y tranquilidad. Además me fascina la
manera que tiene de describir su amor por Cercedilla, hasta el punto de querer
morir allí y formar parte de su tierra. Personalmente, coincido con Luis
Rosales en cuanto a la libertad que se siente al estar rodeado especialmente de
estas montañas, de las cuales conozco muchos de sus senderos, ya que, de alguna
manera, puedes abstraerte de todas tus preocupaciones, disfrutar de la
naturaleza y descansar del bullicio del día a día rodeado de un entorno tan
agradable.
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